¿Has trabajado en equipo alguna vez? Tod@s lo hacemos en algún momento. No sólo en el ámbito profesional, sino también en el personal, con la familia, amigos, pareja, en la Universidad…
Trabajar en equipo es uno de los retos más apasionantes a los que nos enfrentamos a lo largo de nuestra vida. Las relaciones personales son muy complejas y puede resultar complicado gestionarlas. Cada un@ tiene sus propias preferencias, ideas, carácter, etc. Uno de los aspectos que hay que tener siempre presente y que influye en el éxito del equipo, sin duda, es la motivación que seamos capaces de inspirar, tanto en nuestro papel de líder como en el de compañero de equipo. Por eso, una de las preguntas más recurrentes es, ¿cómo motivar a mi equipo? A continuación, te ofrecemos algunas claves para lograrlo:
- Fija objetivos que cumplan con las siguientes características:
- Medibles, es decir, exprésalos en cifras (aumento del 10% de las ventas anuales, disminución del 15% de los gastos mensuales…). Responden a cuánto.
- Realistas. Si le pides a tu equipo que alcance algo que no es real, lo único que conseguirás será generar un sentimiento de frustración, ya que sentirán que su trabajo no sirve para nada. Deben ser capaces de ver los frutos al final del camino.
- Específicos, dando respuesta a ¿qué tengo que conseguir?
- Asignables, ¿quién puede y/o debe hacerlo?
- Temporales (¿cuándo?). Esto implica que el horizonte temporal esté claramente establecido. En caso contrario, la ambigüedad dilatará la tarea, cayendo en una rutina y monotonía que afectará al rendimiento y productividad.
- Delega, es decir, otorga autonomía en el trabajo para que lo desarrollen y sean responsables del avance diario. Hay que tener en cuenta que, para poder delegar, es necesario confiar en el otro.
- Provee los recursos necesarios, en términos de formación, material o espacio, por ejemplo. Esto propiciará que cada miembro del equipo pueda desarrollar su actividad en las condiciones adecuadas y se sienta fuerte para poder continuar. Las oficinas de Google (y su estrategia de recursos humanos en general) son utilizadas como ejemplo de entorno motivador.
- Comunica y escucha. De nada sirve que te guardes toda la información para ti sol@. Da igual que sea positiva o negativa, compártela con el resto de compañeros para que se sientan parte viva del proyecto. Por otro lado, hay que tener en cuenta que la escucha es el elemento complementario de la comunicación, por lo que debes tener clara disposición para atender qué dice el resto. Sus preguntas y/o sugerencias te permitirán continuar dibujando el camino o estrategia a seguir. Además, te permitirán disponer de diferentes puntos de vista que pueden dar lugar a nuevas ideas.
- Conoce a tus compañeros. Directamente relacionado con el punto anterior. Interactuar con tus compañeros, te permitirá descubrir cuáles son sus necesidades e incluso alcance, de forma que diseñes planes acordes a sus necesidades.
La motivación puede comenzar con una simple sonrisa, ¡así que no olvides sacarla a relucir! 🙂