La gestión de proyectos es la disciplina que contempla el planteamiento, organización y control de los recursos para alcanzar un determinado objetivo (Fuente: Wikipedia).
En este ámbito se identifican 2 corrientes claramente diferenciadas. Por un lado, encontramos el pensamiento más tradicional y, por otro, se sitúan las metodologías ágiles. ¿Conoces cuáles son sus fundamentos y diferencias? Estás a unas líneas de descubrirlo 😉
¿Qué son las metodologías tradicionales?
La gestión de proyectos predictiva o tradicional se caracteriza por seguir estrictamente una planificación marcada, que no deja lugar a la improvisación. A primera vista, esto puede parecer beneficioso, pero no lo es tanto si tenemos en cuenta que nos movemos en un entorno dinámico en el que todo puede cambiar en cuestión de segundos y debemos estar preparados para afrontar estas situaciones.
Las principales características de este tipo de metodologías pueden resumirse en los siguientes puntos:
- Estabilidad del entorno: el contexto en el que nos movemos permanece inalterado, manteniéndose fiel a lo que refleja el plan que estamos siguiendo.
- Carácter predictivo, es decir, sabemos qué vamos a obtener exactamente y asumimos que funcionará, sin que haya desviación con respecto a lo planificado.
- Es inflexible, cualidad relacionada directamente con el punto anterior.
- No se entrega valor hasta el final, momento en el que se realiza la validación del desarrollo con el cliente.
Llegados a este punto, seguro que has pensado que no todo es tan idílico como defienden, ¿verdad?
Ejemplo de estas metodologías son Prince2 y PMBok.
¿Qué son las metodologías ágiles?
Por su parte, este tipo de metodologías se basan en las siguientes premisas que se encuentran recogidas en el manifiesto ágil:
- Individuos e interacción por encima de los procesos y las herramientas. Es decir, defiende que, sin personas con los correspondientes conocimientos, no es posible llevar a cabo ningún tipo de proyecto.
- El software que funciona frente a la documentación exhaustiva. En este aspecto, las metodologías ágiles entienden que es necesario ir probando lo que se está desarrollando con el objetivo de solucionarlo lo antes posible, con el menor coste incurrido. Aunque concreta en el software, porque las metodologías ágiles surgieron en este sector, no son de exclusiva aplicación a él. Los desarrollos se estructuran en cortos ciclos de tiempo que permiten dividir el producto final en diferentes funcionalidades, de forma que el coste de solucionar cualquier incidencia es menor que si tuvieras que enfrentarte al producto final.
- La colaboración con el cliente por encima de la negociación contractual. El cliente puede modificar los requisitos previamente establecidos. De hecho, es tal la comunicación que se establece con él que llega a convertirse en parte del equipo.
- La respuesta al cambio por encima del seguimiento de un plan. Es más importante resolver imprevistos que puedan surgir frente al cumplimiento absoluto del plan establecido.
Kanban o Scrum son algunas de las metodologías ágiles más conocidas.
¿Cuáles son las principales diferencias entre las metodologías ágiles y predictivas?
- En las metodologías ágiles prima aportar valor frente al cumplimiento de procesos de las predictivas. Se persigue entregar un producto que funcione.
- Las metodologías predictivas respalda la estabilidad de los requisitos frente a la posibilidad de modificarlos, lo que resulta muy costos e improductivo en el supuesto de que el cliente desee realizar algún cambio.
- Estabilidad del entorno en las metodologías predictivas frente a la capacidad de adaptación ante cambios inesperados que presentan las ágiles.
Esta aproximación seguro que te sirve para, al menos, identificar qué método de gestión de proyectos aplicas o quieres aplicar. ¿Por cuál te decantas? Nos encantará conocer tu experiencia.