La metodología Design Thinking se basa en la idea de que es posible crear un producto o servicio centrando el foco en la opinión de los usuarios desde las fases iniciales. De este modo, la opinión de los clientes finales es tenida en cuenta desde los primeros momentos.
Qué fases cubre un proyecto de negocio Design Thinking
El procedimiento Design Tinking para generar una idea de negocio consta de seis fases: entender al cliente, detectar sus necesidades, promover soluciones, comprobar si las soluciones funcionan, darle forma a la idea de negocio mediante prototipos y finalmente evaluar esos prototipos.
La primera fase, la de entender al cliente, consiste en conocer todas sus inquietudes y características. Para ello hay que proyectar los esfuerzos para llegar hasta sus gustos personales y sus características como cliente: datos personales, sexo, aficiones, capacidad adquisitiva… Así podremos hacernos una idea de cuáles son sus necesidades, que es justo la segunda fase.
En este segundo periodo, una vez definido el target, hay que trabajar cuáles son sus necesidades y dirigirlas hacia la idea del negocio. De eso trata el Design Thinking en sus fases iniciales.
Posteriormente es el momento de hallar las soluciones que resulten útiles para hacer frente a esas necesidades. Aquí es donde más entra en juego la parte creativa. El brainstormign, la lluvia de ideas, es de gran ayuda para detectar estas soluciones y para alcanzar un ambiente de mayor relajación y creatividad.
Las fases finales del Design Thinking
Hasta ahora hemos descrito procesos iniciales y de diseño. Tras estos llegan las acciones encaminadas a comprobar si las ideas pueden funcionar. La fase de testeo o comprobación ayuda a determinar si son soluciones eficaces. Aquí es importante el feedback que recibamos de los clientes, el target que hemos seleccionado como público objetivo.
El siguiente paso es convertir la idea de negocio ya testada en un prototipo que ha de ser un producto básico, que no suponga grandes esfuerzos y con el que poder medir la satisfacción del público potencial.
Finalmente, llegamos a la evaluación del prototipo, donde también entra en juego las opiniones de los clientes. Con estas críticas, tanto positivas como negativas, se debe iniciar un proceso de transformación dirigido a optimizar la idea de negocio.