Las técnicas de concentración pueden definirse como todos aquellos procesos que tienen como objetivo enfocar la atención hacia una sola dirección, hacia un solo objetivo. Normalmente es estudiar, pero también puede ser trabajar.
Vemos con detalle algunas técnicas de concentración efectiva para estudiar y ganar en productividad con esta tarea.
¿Cómo potenciar la capacidad de concentración?
Antes de introducirnos en las técnicas de concentración, ofrecemos algunas recomendaciones a modo de hábitos a adquirir que ayudan a potenciar esta capacidad de focalizar en la tarea del estudio.
Un primer consejo es estudiar siempre en el mismo lugar, un espacio tranquilo, sin distracciones ni ruidos y con todo el equipamiento necesario a mano. En este lugar hay que proyectar sesiones de unos 45 minutos continuados y descansar un par de minutos tras ese tiempo. Además, hay que llegar descansado a la hora de estudiar, y sin hambre.
Con respecto a las condiciones físicas, la iluminación es fundamental y hay que priorizar la luz solar, sin que sea directa. En caso de usar iluminación artificial, proyectar dos focos, una general y otra más dirigida, pero igualmente sin que sea directa. Las luces LED y los fluorescentes son la mejor opción.
La ventilación es también importante, así como el confort térmico y adoptar una buena postura. Espalda recta, cabeza ligeramente inclinada hacia adelante, pes en el suelo, cuello en posición recta y hombros sin tensión. La elección de la silla y la mesa juegan un papel fundamental.
Por último, no debemos estudiar en un ambiente desorganizado, de ahí que incidamos tanto en tener todo el material a mano, pero mantenerlo siempre ordenado.
Técnicas de concentración de alta efectividad
Algunas de las técnicas de concentración que más pueden ayudar a conseguir los objetivos son la respiración, la lectura, la fijación o el aislamiento.
La respiración consiste en relajarse realizando el proceso completo de respiración durante cinco minutos y de manera pausada, controlando la entrada y expulsión de aire, dejando en todo momento la mente vacía de pensamientos.
Dedicar tiempo a leer antes del estudio es igualmente positivo, pues activa el cerebro. Las mejores opciones son literatura o poesía, o algún contenido alejado de los apuntes. Pero excluye información de actualidad o datos que te puedan llevar a introducirte en búsquedas constante.
La fijación es parecida a la respiración, pues la tarea consiste en poner todo el foco durante unos minutos, no más de tres, en un objeto en concreto para analizarlo con todo detalle. Nuevamente hay que dejar la mente vacía de pensamientos. Con este ejercicio entrenamos al cerebro para enfrentarse al estudio por más tiempo.
Por su parte, el aislamiento es una técnica que se basa en dedicar un tiempo del día, bien estructurado, en desarrollar esos pensamientos para aislarlos del objetivo final. Así, cuando estudiemos y aparezcan en nuestra mente esas ideas, trataremos de ponerle freno pensando en el aislamiento.
Finalmente, hay que señalar la última vez, que no es más que imaginar que es la última vez que vamos a poder profundizar en esos conocimientos. Así, dejamos a un lado las distracciones y enfocamos todo el esfuerzo en maximizar la productividad.