La conciliación lo es todo en el trabajo del futuro. Esto implica que se puede trabajar desde casa, para ganar en agilidad y reducir los desplazamientos, pero también hacer más confortables los espacios laborales, con oficinas cada vez más acogedoras. Todo esto, obviamente, basado en una interacción y conexión de alta calidad.
La tecnología como ventaja competitiva estratégica
Un segundo ejemplo de que la vida laboral y social está cada vez más integrada es que la tecnología puede servir como agente auxiliar para mejorar la productividad en el trabajo. Los wearables pueden ya ser utilizados para ganar en competitividad y mejorar la concentración.
La gestión laboral como tarea transversal
Las empresas ya no buscan evaluar productos, procesos y servicios, sino plantear sistemas de gestión horizontales donde sean los propios trabajadores los que tomen decisiones y lleguen a conclusiones definitorias sobre los lanzamientos de proyectos.
Capacidad de liderazgo y comunicación
La globalización, la diversidad laboral y funcional y la inteligencia cultural son elementos imprescindibles para el éxito en el mundo de los negocios. A esto hay que sumar cambios frecuentes en el desempeño profesional y la ganancia de aptitudes personales, entre las que destacan la capacidad de liderazgo y una buena comunicación.
Trabajo remoto
Ya no es buscar fórmulas que permitan trabajar a distancia, sino priorizar ese trabajo remoto y dejar aparcado para ocasiones puntuales los espacios laborales como oficinas.
Cambio de perspectiva, más cultura y formación y menos resultados
La cuenta corriente de la empresa es lo que le permite seguir creciendo, pero la idea que se proyecta para el trabajo del futuro es no llegar a buenos resultados únicamente a través del rendimiento, sino promover en cultura, formación, beneficios laborales a los empleados, conciliación y atracción de talento. Todo ello sumado es lo que finaliza en un mejor rendimiento.